RECONCILIACION MEDIANTE EL SACRIFICIO DE JESUCRISTO EN LA CRUZ DEL CALVARIO
Antes del sacrificio de Jesús éramos pecadores y de ese modo enemigos de Dios, después de su sacrificio y de creer en él, somos redimidos y lavados de nuestros pecados. Eso nos hace justos y nos reconcilia con Dios. Dice: Romanos 5:6-10
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”
Jesucristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores y enemigos de Dios. Con su muerte, nos reconcilió con Dios, porque su muerte pagó por todos nuestros pecados y nos transformó, cuando creímos, de pecadores a justos. Como en 1 de Pedro 3:18 dice:1 de Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;”
Como cristianos, ya no estamos lejos de Dios ni necesitamos ser llevados a Él, sino que estamos reconciliados con Él. Y no fuimos nosotros los que hicimos esto posible, sino Jesús. Colosenses 1:19-23 dice : “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.”
Éramos en otro tiempo extraños y enemigos”, ya no. Porque “ahora Dios nos ha reconciliado en su hijo, por medio de la muerte”. Como en Efesios 2:19 dice:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.”